Toda empresa tiene una serie de gastos para desarrollar su labor. Algunos de esos son recurrentes, mientras que otros son variables y dependen de múltiples aspectos. Pero con independencia de a cuánto ascienden estas cantidades en términos absolutos, las cifras revelan que el mantenimiento en sus distintas formas puede llegar a representar el 50% de los costes totales de un negocio.

Por lo tanto, de cara a maximizar el rendimiento y la rentabilidad, es necesario contar con programas y estrategias que permitan agilizar el control de la maquinaria y reducir los diferentes tipos de averías en mantenimiento industrial que puedan aparecer.

Para el control y gestión de estas, hoy en día ya existen los llamados GMAO o Gestión del Mantenimiento Asistido por Ordenador. Se trata de un software en el que se introducen los datos de todos los equipos para que se puedan identificar las posibles averías antes de que se produzcan y se incremente la eficiencia en las intervenciones que se puedan llevar a cabo.

Pero, ¿cuáles son los tipos de mantenimiento industrial que se pueden llevar a cabo?

Tipos de mantenimiento industrial

Preventivo

El mantenimiento preventivo es aquel que, como su nombre indica, se centra en la prevención. Es decir, que tiene un enfoque proactivo, para evitar fallos y averías a través de inspecciones y acciones que han sido previamente planificadas. Se basan en el concepto de que es más rentable prevenir problemas que resolverlos después de que se produzcan.

Este tipo de mantenimiento, para que sea eficaz, se debe llevar a cabo de forma regular y con un programa establecido con antelación. Se centra, por ejemplo, en el reemplazo de componentes desgastados o en la realización de ajustes antes de que se conviertan en problemas graves. También se tiene en cuenta el historial previo de cada pieza.

Las intervenciones se programan en función de la vida útil estimada de los equipos y las recomendaciones del fabricante. Esta metodología no solo reduce el tiempo de inactividad que no ha sido planificado, sino que también garantiza la seguridad de los trabajadores al mantener los equipos en condiciones óptimas de operación.

Correctivo

Aunque el objetivo principal del mantenimiento industrial es la prevención de los problemas y las averías, es inevitable que estos se produzcan en algún momento. Es aquí donde entra en juego el mantenimiento correctivo. Este se realiza después de que se haya producido un problema, con el propósito de restablecer el funcionamiento normal de la maquinaria.

Se puede dividir en dos categorías: no planificado y planificado. El primero implica intervenciones inmediatas para resolver problemas urgentes, mientras que el segundo hace referencia a la planificación de reparaciones más extensas, que requieren detener la producción durante un período determinado. Si bien el mantenimiento correctivo no es tan eficiente como el preventivo, es esencial para abordar situaciones imprevistas y minimizar las interrupciones en la producción.

Predictivo

El mantenimiento predictivo utiliza tecnologías avanzadas que controlan el estado de los equipos para identificar posibles fallos. A través del análisis de datos y la supervisión constante, se pueden detectar cambios sutiles en el rendimiento de la maquinaria, de cara a programar intervenciones antes de que se produzcan problemas graves. De nuevo, el historial de cada máquina o pieza es útil para conocer en qué momento es más probable que se produzcan estos fallos.

Las técnicas utilizadas en el mantenimiento predictivo incluyen el análisis de vibraciones, termografía, ultrasonido y análisis de aceite, entre otros. Estos métodos permiten identificar patrones y tendencias que indican posibles fallos en el futuro. Al anticiparse a los problemas, las empresas pueden evitar paradas de producción, que tienen un coste muy alto, y reducir el desgaste excesivo de los equipos.

Detectivo

El mantenimiento detectivo se centra en identificar fallos ocultos que no son evidentes a simple vista. Lo habitual es que se lleve a cabo mediante inspecciones exhaustivas y pruebas detalladas. Mediante estos, se pueden descubrir problemas que podrían pasar desapercibidos durante las operaciones normales. Este tipo de mantenimiento es especialmente útil para equipos críticos o sistemas complejos que requieren una vigilancia constante.

Una de las herramientas clave del mantenimiento detectivo es la monitorización continua. Al utilizar sensores y sistemas de alerta temprana, las empresas pueden supervisar de manera constante el rendimiento de sus equipos, y recibir notificaciones inmediatas si se detecta alguna anomalía. Así, se puede dar una respuesta rápida e implementar medidas correctivas antes de que los problemas se agraven.

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